Cómo el yoga te ayuda a mejorar tu concentración
En un artículo anterior hablábamos de las fluctuaciones de la mente y cómo estas pueden determinar nuestro día a día. Para el Vedanta, antes de que estos pensamientos, se expandan y crezcan, hay que controlarlos aplicando la concentración mental. Seguramente, durante tu práctica de yoga, tu profes@r te indique mantener la concentración en un punto fijo, en alguna parte de tu cuerpo o en tu respiración. Pero, ¿sabes por qué?
La concentración mental, o dharana, es una de las 8 prácticas del yoga que nos conducen a la auto realización o liberación. Es una práctica que transforma nuestra percepción y una vía que nos conduce a estados superiores de conciencia, o como comúnmente se conoce, a un estado meditativo. Por eso, en una clase, ponemos en práctica dharana sobre las posturas o sobre nuestra respiración, para poder experimentar un estado de transformación mental y espiritual.
¿Qué es para el yoga la concentración o dharana?
En la práctica de yoga, la concentración es fijar la mente en un solo punto de manera prolongada, por lo que es un acto que se realiza de manera consciente y voluntaria. Cuando aumentamos nuestra atención, la mente se va purificando, dejamos de divagar y accedemos a un estado de concentración. Es un estado donde se excluye el mundo que nos rodea y en el que sólo se percibe el objeto observado. Es por ello que una práctica de dharana, siempre nos aportará relajación física, mental y una sensación de ecuanimidad.
El objeto o soporte que escojas para focalizar la mente, no es lo relevante, si no el propio acto en sí de mantener la atención. Lo que sí es importante, es que durante la práctica de dharana tratemos de no tener ningún tipo de reacción o apego hacia el objeto observado.
¿Cómo podemos prácticar dharana?
Patanjali describió dos técnicas básicas para la práctica de la concentración. Por un lado podemos concentrar nuestra atención en un objeto externo (Kasinas) a través de los sentidos (vista, oído…), como por ejemplo, la atención sobre la llama de una vela, o en un punto fijo de nuestro cuerpo. La segunda técnica (Nimitas), se basa en el recuerdo que se queda en nuestra mente de la imagen percibida por nuestros sentidos. Por ejemplo la imagen de la llama de la vela al cerrar los ojos. Es una técnica de concentración un poco más avanzada, por lo que se recomienda comenzar por una práctica de concentración sobre un objeto externo.
Una forma sencilla de practicar tu concentración en focalizar la mirada en algún punto concreto externo, mientras trabajas con posturas. Son los denominados dristhis, y son las fijaciones visuales en varias direcciones. En función de la posición de la mirada, se definen nueve drishtis:
También, una excelente manera de mejorar tu concentración es a través de la práctica de respiraciones o pranayama. Al cerrar los ojos, comienza por tomar conciencia de tu respiración durante unos minutos. Una vez que percibas que la atención está más focalizada puedes comenzar con el pranayama.
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