Durante el embarazo, la mujer experimenta estados de tensión y ansiedad, que ponen a prueba su equilibrio emocional. El embarazo, es una etapa que demanda una serie de adaptaciones que pueden ser desequilibrantes, ya que suponen un cambio radical de vida, que la mujer tiene que asimilar en poco tiempo. Además, una gestación suele conllevar pequeñas exigencias y molestias que originan tensión como los trastornos físicos (náuseas, vértigo, cambio de apetito, disuria), que pueden causar inquietud, así como el aumento de peso y el cambio de imagen corporal.
Por otro lado, hay que tener en cuenta que durante la gestión, los fetos detectan y responden de manera diferente a los estados emocionales de la madre. Es conocido que las hormonas que secretan la mujer durante estrés o ansiedad, atraviesan la barrera placentaria, por lo que el embrión o el feto están expuestos al mismo clima hormonal. Estos cambios hormonales en la madre resultan en una reprogramación del feto, cuyas consecuencias pueden advertirse incluso en la edad adulta.
Mediante la práctica de la meditación, la mujer puede regular el estrés y potenciar el sentimiento de amor bondadoso materno-filial. El propósito es fomentar el desarrollo personal de la mujer, para que aprenda a procurar su bienestar psicológico ante todo.
A nivel fisiológico, meditar disminuye el número de latidos cardíacos, reduce la presión sanguínea, reduce los niveles de cortisol entre muchos otros beneficios. Sin embargo, para la práctica de mujeres embarazadas, destacaría que la meditación produce la activación prefrontal y la reducción de la actividad de la amígdala, estructura que se activa ampliamente cuando sentimos miedo. Además al meditar, incrementamos áreas del hemisferio izquierdo relacionadas con una disposición emocional positiva.
Este tipo de meditación incrementará el vínculo afectivo con el bebé. Siéntate en una posición cómoda y cierra tus ojos. Durante los primeros minutos trata de relajar el cuerpo y liberar la respiración, que sea muy natural. Pasado un tiempo, lleva una mano al centro del pecho. Focaliza la atención a las sensaciones que surjan en esa zona del cuerpo. Comienza a respirar profunda y lentamente. Esta forma de respiración te irá generando un sentimiento de bienestar. Mientras respiras trae a tu mente, un momento de tu vida en el que hayas experimentado un sentimiento de amor profundo.
Mientras experimentan esa sensación de amor, continúa sintiendo las sensaciones que surjan en el centro de tu pecho. Permanece un rato realizando la práctica, dejándote impregnar por esta sensación de amor. Cuando pasen unos minutos, lleva tu otra mano hacia el vientre , mientras repites en silencio: “que estés bien, que seas feliz”. Continúa repitiendo está frase, hasta que el tiempo de meditación haya terminado.
Esta es una técnica sencilla que podrás aplicar en cualquier momento del día. Se trata de una técnica del budismo tibetano para alcanzar la serenidad pronunciando mentalmente la sílaba “ah”. De esta manera vamos asociando un sonido neutro al estado de calma mental.
Igual que la meditación anterior, encuentra una postura cómoda. Cierra los ojos y libera la respiración. Cuando pasen unos minutos toma aire y mientras exhalas repite mentalmente la sílaba “ah”. Continua repitiendo la sílaba, los minutos que tengas programados tu meditación. Así podrás crear un condicionamiento que te permitirá en la vida diaria, entrar en un estado de calma sencillamente emitiendo el sonida “ah”. Meditación y embarazo
Durante esta época puedo ayudarte mediante clases particulares dónde practicaremos pequeñas meditaciones en cada sesión. Meditación y embarazo
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